Perrita camina 7 km cada noche para obtener comida para su familia


Conoce a Lilica, una perrita callejero que fue abandonada frente a un depósito de chatarra en uno de los suburbios más pobres de la ciudad de São Paulo, Brasil. Este es el hogar de muchas personas y animales sin hogar: perros, gatos y gallinas, todos unidos en la pobreza y haciendo lo mejor que pueden para ayudarse mutuamente.





Aunque Lilica es solo una perra callejera, es uno de los ejemplos perfectos de amor y compasión. La vida de un perro sin hogar nunca es fácil, pero ella siempre se asegura de que sus bebés y sus amigos nunca pasen hambre.



Cada noche, camina 7 km por caminos oscuros y peligrosos para ir a la casa de la amante de los animales Lucia Helena De Souza, quien le da una bolsa de comida. Después de eso, viaja de regreso al depósito de chatarra para traer comida para los otros animales de su "familia": un perro, un gato, varias gallinas y una mula con sus pequeños corazones llenos de gratitud.


La amante de los animales, Lucia, conoció a Lilica hace 3 años cuando la perrita estaba buscando comida cerca de su casa. Lucia le dio comida, y luego ella comenzó a regresar todas las noches para obtener su ración. Pronto, formaron un hábito diario: Lucía cocinó una porción extra para Lilica, y se reunieron alrededor de las 9 p.m. para intercambiar algunos abrazos y una comida caliente.




Una noche, notó que Lilica solo miraba la bolsa de comida en lugar de terminarla. Lucía cerró la bolsa de plástico, y después de unos segundos, Lilica tomó la bolsa y se fue como siempre. Lucía decidió seguirla y descubrió algo que le calentó el corazón: Lilica compartió comida con su familia, incluso cuando ella tenía hambre.



La perrita ha adoptado este hábito durante 3 años e incluso después de que ella fue adoptada, continúa regresando todas las noches para llevar comida a los otros animales. Ella solo quiere asegurarse de que nadie muera de hambre. ¡Qué historia tan maravillosa!.


Demos un gran aplauso para Lilica, para su amable corazón y para todos los amantes de los animales, como la profesora Lucia Helena, que le dio comida y la cuidó.

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